El ritmo de vida tan frenético de nuestra sociedad, deja poco tiempo para respirar un rato y descansar. Esa desconexión temporal, tan necesaria para la mente, permite que se nos oxigene el cerebro y afrontar lo que viene con mucha más energía y capacidad de concentración. Precisamente, la acumulación de situaciones que requieren tanto foco y generan tanta dispersión, es lo que termina por saturar a muchas personas y llevarlas a un estado de estrés. Se dice, no en vano, que en el siglo XXI el gran problema de la sociedad serán las enfermedades mentales. La depresión, la ansiedad u otras enfermedades mentales como el TOC o los trastornos de personalidad, pueden tener un origen mucho menos grave, y en algunos casos, es el estrés.
¿Quién no ha dicho alguna vez: «me estoy estresando»? Hablamos con mucha facilidad de esta palabra, relativizando la gravedad de la situación. Está claro que no todo es estrés, pero en algunos casos, al haber normalizado la palabra en cuestión, se le termina por quitar importancia a la causa de otros problemas que pueden terminar siendo mucho más graves si no se trata con antelación y se toma en serio.
La definición de estrés según la RAE es:
Tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves.
Es bastante descriptiva, y encierra también cierta gravedad. El verse superado por una gran cantidad de situaciones diarias que simplemente, no podemos asumir ni procesar, termina por deteriorar nuestro estado de salud tanto físico como mental. La exigencia es otro de los pilares de una sociedad competitiva que nos empuja cada vez a hacer más cosas y descansar menos, tenernos ocupados para no poder recuperar fuerzas. Estas dinámicas que se originan en las vidas de muchas personas pueden terminar en depresión o en ansiedad, situaciones que se hacen mucho más complejas de abordar. Por eso es importante prevenir, y ante el menor síntoma de estrés, ponerle remedio.
A continuación, vamos a brindar algunos consejos para reducir el nivel de estrés en general, y por tanto, ofrecerte una mejor calidad de vida.
Consejos para combatir el estrés
Haz actividad física
Para despejar la mente, para mover el cuerpo, para el ritmo cardiovascular, para cambiar de hábitos… Existen un sinfín de razones por las que practicar deporte o cualquier actividad física de manera regular es una buena idea para hacer frente al estrés. Los problemas del trabajo muchas veces los llevamos a casa, y de casa al trabajo otra vez, incapaces de romper ese bucle. Para ello, aunque sea para mantener la mente enfocada en otra cosa durante un rato al día o varias veces a la semana, ya es una buena manera de cambiar el foco de atención de los problemas, a otra actividad que además nos hará sentir bien.
Hacer deporte mejora la producción de endorfinas, que son hormonas que nos hacen sentir bien, se le suele llamar la hormona de la felicidad por las sensaciones que se producen en el cuerpo. Además, mejorará tu estado física, haciéndote sentir mucho mejor cada vez. Si además, lo incorporas como una práctica habitual y es un deporte que te gusta, todavía lo disfrutarás más.
Dormir adecuadamente
Puede parecer que este tema se repite de manera constante en el blog de Medicur, pero hay que señalar de la importancia de descansar lo suficiente por muchas razones. Ya no sólo porque tu mente se levantará más descansada y oxigenada para afrontar el día con ideas nuevas, si no porque mejorará tu humor y por tanto, el modo con el que afrontas las diferentes situaciones del día a día. Dormir mal nos produce irritabilidad y estar distraídos, lo cuál nos hará hacer nuestras actividades diarias sin muchas ganas.
Descansar las horas suficientes cumpliendo todos los ciclos de sueño, repondrá las pilas gastadas y tendremos el empuje suficiente para realizar todas las obligaciones y nos relajará la mente. Una mente que no descansa, que no duerme, es una mente agotada y propensa al estrés.
Haz pausas en el trabajo
Creemos que somos más productivos si trabajamos sin parar con tal de terminar el proyecto que tenemos entre manos, y aunque hay veces que las urgencias son impostergables, otras somos nosotros mismos lo que nos tomamos demasiado en serio los plazos o la labor. No hay que olvidar que si nosotros no estamos bien, si estamos mentalmente agotado, no damos a basto por la cantidad de tareas que gestionamos a la vez, terminaremos por ser menos productivos y por tanto, es contraproducente. La creencia de que para ser mejor trabajador hay que estar a muchas cosas al mismo tiempo o terminarlas cuánto antes, es una falacia. Toda tarea tiene su tiempo y debemos saber ver la prioridad de las tareas para no terminar estresados. Por tanto, es recomendable hacer pequeñas pausas cada 50-60 minutos para despejar la mente y volver a retomar las tareas tras un respiro.
Adecuar tu espacio de trabajo con elementos que nos resulten agradables, también puede ayudarnos a calmarnos y sentirnos mejor en nuestro ambiente laboral. Todo lo que contribuya a mejorar nuestro bienestar y generar calma, es una gran idea.
Habla con tu entorno
Compartir tu situación tan estresante o los problemas que tienes en la cabeza también es una buena vía para suavizar la carga. No se trata de quejarse simplemente, si no de hablar y sincerarte con tus personas más cercanas -familia, amigos, etc- para no sentirte aislado, y por tanto, que los problemas se te hagan una montaña. En ocasiones, un punto de vista externo puede ayudarnos a encontrar la solución que estamos buscando.
Está comprobado también, que compartir los problemas o simplemente hablar con tu círculo cercano, te hace sentir mejor y por tanto, al estar distraído, se reduce el estrés.
Y recuerda sonreír. El mero hecho de mantener una sonrisa en tu rostro, relajará muchos de los músculos de la cara que se tensan casi de manera inconsciente cuando estamos estresados, ya que solemos mantener tensión en la mandíbula y la frente. El rostro se sentirá más relajado y nosotros también, ya que promueve la liberación de hormonas que nos hacen sentir mejor. Mantén una sonrisa frente a los problemas, preocuparse no ayuda a solucionarlos.
Estos pequeños consejos, aunque muy básicos y evidentes, pueden ayudarte a reducir el estrés si los aplicas realmente en tu vida diaria. El compromiso es contigo mismo, ya que tu salud mental está en juego. El estrés se puede reducir si tomamos consciencia antes de que derive en una situación mucho peor.
Si notas que estás realmente estresado, o que estás teniendo problemas para manejar todas las situaciones de tu día a día (ámbito laboral, personal, familiar o pareja) no dudes en acudir a un especialista para que pueda ayudarte a afrontar tu caso, y evitar que pueda evolucionar hacia un cuadro psicológico mucho más perjudicial para ti.