Actualmente estamos viviendo una nueva epidemia a nivel mundial. Las intolerancias alimentarias son un problema que afecta a millones de personas en todo el mundo, y al que tienen que hacer frente en sus dietas día a día. Por desgracia, esto supone un grave reto para las personas afectadas, pues deben tener mucho cuidado con lo que ingieren durante el día. Las causas pueden ser muy variadas, pero sus efectos, son bastante desagradables. Vamos a aportar un poco de luz a un tema tan interesante como este.
La definición más correcta para las intolerancias alimentarias, podría definirse como una condición en la que tras ingerir un alimento en concreto o un ingrediente, se producen efectos adversos en distintas partes del organismo. No tiene nada que ver con la alergia alimentaria, puesto que los efectos de la intolerancia, pasan mucho más desapercibidos que los de una alergia, cuyas consecuencias son mucho más graves.
La causa más típica de las alergias alimentarias, en este caso, se produce cuando nuestro cuerpo -el sistema inmunológico en concreto- nos pretende proteger por error de una determinada proteína alimentaria que detecta como peligrosa.
En cambio, las intolerancias alimentarias, se producen debido a diversos factores:
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Liberación no alérgica de histamina
En este caso, todos los síntomas pueden ser muy similares a los de una alergia, y van desde dolor de cabeza, a urticaria, vómitos o diarrea. Se libera histamina, que es una sustancia química que se encuentra en nuestro cuerpo y se encarga de trasladar información a las células para que el organismo funcione correctamente. Suele aparecer por una mala higiene en la manipulación de los alimentos. La histamina también se libera en las reacciones alérgicas.
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Fallos en el metabolismo
La deficiencia de las enzimas responsables de la digestión alimentaria, puede causar problemas de intolerancia. Por ejemplo, un déficit de lactasa, que es la enzima responsable de la digestión de la leche, causa intolerancia a la lactosa. De hecho, la celiaquía, es una intolerancia del intestino a una proteína que está en el trigo, el gluten. Para controlar los síntomas, basta con seguir una dieta que evite cualquier alimento que esté compuesto o contenga gluten.
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Efectos de tipo farmacológico
Existen algunas sustancias, que por su composición, tienen la capacidad de actuar como fármacos, sobre todo si se abusa de ellas. La más conocida tal vez sea la cafeína, que está presente en productos como el té, el café, el chocolate o refrescos de cola. Precisamente, una gran ingesta de esta sustancia puede causar temblores, migrañas o palpitaciones.
Causas más comunes de las intolerancias alimentarias
Hay una gran cantidad de tipos de intolerancia, pero las más comunes son: leche, huevos, nueces, pescado/mariscos, trigo/harina, chocolate, colorantes artificiales, cerdo, pollo, fruta, tomate, queso y levadura.
Una buena estrategia para empezar a solucionar los problemas con los alimentos, podría ser anotar diariamente los alimentos ingeridos y los síntomas que se han experimentado después. Así, se ayudará a detectar más fácilmente qué alimento es el que produce cada una de las intolerancias alimentarias.
Los síntomas más comunes de la alergia alimentaria son el asma, síntomas gastrointestinales (nausea, vómitos o diarrea), eczema, urticaria o rinorrea. A largo plazo, se corre el riesgo de padecer depresión, ansiedad, fatiga, migraña o insomnio.
Tratamiento contra la intolerancia alimentaria
El primer paso consiste en diagnosticar la intolerancia alimentaria, aunque algunas veces es complicado distinguir entre alergia alimentaria e intolerancia alimentaria, y por ello, el tratamiento es bastante parecido.
A veces es muy sencilla de detectar, porque los síntomas se producen justo después de ingerir el alimento. Así, con evitar el alimento en cuestión, se soluciona el problema. Por desgracia, no siempre es tan sencillo detectar el alimento sospechoso, por eso es tan importante anotar día a día lo que se come, y las reacciones que se producen.
Cuando se detecta el patrón de ingerir un alimento y síntomas posteriores, es recomendable iniciar una dieta que excluya el alimento en cuestión. De esta manera, se verá si los síntomas remiten y la situación mejora al retirar el producto de la dieta.
Existen dietas mucho más restrictivas, que incluyen un tipo de alimentos muy limitado, que en muy pocas ocasiones producen reacciones. Por tanto, se limita la dieta a muy pocos alimentos y es sencillo detectar si los síntomas aparecen. En caso negativo, se van introduciendo de manera muy gradual alimentos de prueba con los que es más común que se produzca una reacción. Así hasta detectar qué alimentos son los que realmente producen reacciones, resumiendo, podría decirse que es una dieta por descarte.
De todos modos, lo más recomendable para los casos en los que hay dudas acerca de si se está sufriendo cualquiera de las intolerancias alimentarias que se producen o no, es acudir a un especialista en nutrición.
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