¿Has oído hablar de la depresión post-vacacional? Es uno de los recursos más utilizados para describir ese estado de bajón cuando se terminan tus vacaciones y debes volver a reincorporarte a la rutina del día a día. Aunque no hay una postura clara acerca de si debe considerarse como depresión, suele presentar síntomas muy parecidos a los de una depresión clínica: apatía, desánimo, irritabilidad, problemas para relacionarse con los demás, insomnio, etc. Además, en los casos más graves, puede llegar a provocar ansiedad, trastornos digestivos o taquicardias. ¿Quieres saber cómo combatirla?
¿Por qué se produce la depresión post-vacacional?
En muchos casos, es hasta normal tener esa sensación de desánimo a la vuelta de vacaciones, ya que todo lo relacionado con estas, suele ser sinónimo de descanso, desconectar, tener tiempo para nosotros, más horas de sueño, etc. El volver a una rutina laboral, que nos impide obtener tanta libertad para disfrutar del día a día, a nuestro ritmo y sin presiones, puede llegar a desmotivar. El problema, en cualquier caso, se produce cuando esta sensación se prolonga en el tiempo, y suele considerarse como algo grave, cuando es a partir de las dos semanas.
¿Qué hacer para evitar caer?
Puede parecer una obviedad, pero levantarte sin caer en el pesimismo y regodearse en las pocas ganas de ir a la oficina, no suele ser la mejor estrategia para sentir bienestar. No quedarse demasiado tiempo en los recuerdos de las vacaciones, ya que, por comparación, siempre serán mejores que el día a día en la oficina. Volver al trabajo no tiene porque significar únicamente algo negativo. Reencontrarse con compañeros y amigos, y poder hablar con ellos acerca de sus vacaciones y las tuyas, te hará sentir mejor al interactuar socialmente.
Es importante saber recuperar el ritmo poco a poco. Llegar el primer día de oficina exigiéndote cumplir con todo, como si ya llevases semanas de trabajo a las espaldas, no es justo. Hay que tomarse unos días para volver a cogerle el tono a las funciones y responsabilidades de tu puesto de trabajo. Es normal que los primeros días, incluso, te cueste un poco adaptarte otra vez a tu puesto, así que no desesperes.
Marcarse nuevos objetivos
Mucha gente utiliza el período vacacional para reflexionar. Si no quieres caer en la depresión post-vacacional por tener demasiado tiempo libre para pensar en lo espléndidas que han sido tus vacaciones (las que, por cierto, ya han terminado) márcate nuevos retos para la vuelta. Apuntarse a algún curso nuevo, empezar a estudiar una carrera, iniciar la práctica de algún deporte o ponerte al día con aquello que dejaste parado a nivel personal antes de irte de vacaciones, puede ayudarte a reenfocar la mente en cosas mucho más productivas. No desestimes el poder de la motivación. Incluso, disfrutar del hecho de estar en casa, hasta te aporta una nueva visión de esta, y puede que te apetezca redecorarla. No hay nada como el hogar.
Un buen consejo también sería intentar mantener una vida saludable. No caigas en hábitos que sólo te ocasionarán problemas de salud (comer mal, fumar más o no hacer actividad física) ya que esto también puede afectar a la calidad de tus pensamientos.
Mejorar en el trabajo
En ocasiones, coger unas semanas de vacaciones hace ver el trabajo con cierta perspectiva. Puede que nos demos cuenta de que no es tan malo como pensábamos antes de irnos. Al volver, incluso, puede que tengas nuevamente la motivación que, por el estrés diario, las reuniones y las exigencias de tu puesto, no te permitiesen ver. Es hora de que intentes mejorar incluso tu manera de trabajar, para sentirte más a gusto en tu lugar de trabajo y disfrutar al máximo de las horas que puedas dedicarle, que no son pocas.
En el otro extremo, existe la posibilidad de que te hayas dado cuenta de que realmente, no quieres seguir trabajando en el mismo sitio. No pasa nada, las vacaciones también son una buena época para reenfocarte tanto a nivel personal como profesional. En cualquier caso, y si lo ves claro, aprovecha la vuelta para, aunque momentáneamente mantengas el mismo empleo, empieces a preparar nuevamente tu CV y busques algo más cerca de a lo que te gustaría dedicarte a partir de ahora. Aprovecha el momento de cambio y no caigas en la depresión post-vacacional.
Una mentalidad positiva
Al final, todo empieza y termina por la manera con la que nos tomamos las cosas que vivimos. Puede que se te olvide que tú mismo elegiste ese trabajo en su momento, y por una serie de razones que en ese momento te sirvieron. En cualquier caso, la actitud con la que afrontes tu regreso es determinante para que sea más o menos fácil la vuelta a la rutina. Una actitud positiva ante el trabajo, valorando lo que sí tienes, aunque no sea ideal (y de hecho, ¿existe el trabajo perfecto?) te ayudará a enfocar mejor la situación, quitando estrés y la ansiedad que pueda generar el volver a tomar todo aquello de lo que ya habías desconectado.
Por contra, centrarse en lo que no quieres de ese empleo, en lo malo que implica volver a trabajar o en las cosas que no te gustan, no hará más que poner el foco en todo lo que te afecta, que quieres cambiar y no puedes. Recuerda que el pensamiento es clave en estas situaciones, y en la base de la depresión post-vacacional, todavía más.
Si crees que estás padeciendo cualquiera de los síntomas comentados en el post, no dudes en acudir a un especialista, que, en este caso, bien puede ser tu médico de cabecera para que te derive, o a un psicólogo especializado. No te sientas solo, porque la depresión post-vacacional es un síndrome muy común entre los españoles.
Pide ayuda si lo necesitas, en nuestros centros Medicur en Sevilla, tenemos a psicólogos especialistas.